Una vez que hayamos adquirido el cachorro y tengamos los accesorios necesarios, podremos dedicarnos a conocerle con más detenimiento y estableceremos una primera relación. Lógicamente, tendrá el carácter propio al que habremos de acostumbrarnos.
El perro emite una serie de signos que el hombre ha de saber interpretar, ya se trate de sonidos (ladridos, aullidos, gemidos) de mímica fácil (movimiento de la cola) La comunicación depende del grado de compenetración.
En el cachorro recién nacido los gemidos pueden ser una expresión de placer. Más tarde se convierten en un signo de dolor, miedo o malestar.
No habrá que permitir nunca que el perro emita este tipo de sonidos cuando le arrebatemos algo.
- Los alaridos indican dolor físico.
- Los aullidos significan aislamiento o miedo a la soledad.
- Los gruñidos expresan enfado, pero no forzosamente agresividad.
El perro emite ladridos con voz grave cuando se siente seguro de sí mismo; los ladridos agudos son propios del perro que duda de lo que está haciendo.
La mímica del perro
El perro expresa sus sentimientos y sensaciones a través de la mímica. Es así como se comunica con sus congéneres y con el ser humano. En la expresión del rostro del perro intervienen cinco elementos: la cabeza, las orejas, los ojos, los dientes y los labios. Cada uno puede expresar un sentimiento diferente.
Establecer rutinas a los cachorros a tan temprana edad, hacen que los perros cachorros se sientan más seguros y confiados, establecer horarios regulares para comer, dormir, hacer ejercicio y realizar sus necesidades. Esto ayudará a que el cachorro se adapte rápidamente a su nuevo hogar.
Es crucial socializar a tu cachorro desde una edad temprana. Permite que interactúe con personas, otros perros y diferentes entornos de forma positiva y seguro. Es importante utilizar el refuerzo positivo como método de entrenamiento, recompensando a tu cachorro con elogios, golosinas y juegos cuando haga algo correctamente, esto refuerza el comportamiento deseado y establece una asociación positiva entre el buen comportamiento y las recompensas.
La paciencia y la consistencia son clave en la educación de un cachorro. Recuerda que están aprendiendo y necesitarán tiempo para comprender las reglas y expectativas. Sé coherente en tus órdenes y no te desanimes si hay contratiempos. La paciencia y la repetición son fundamentales, así como establecer límites y reglas claras desde el principio. Esto incluye enseñarle dónde puede y no puede ir, qué puede masticar y qué no, y cómo comportarse en diferentes situaciones. Utiliza palabras clave consistentes para enseñarle comandos básicos como «sentado», «quieto» y «ven».
Disfruta de este tiempo de crecimiento con tu cachorro y sé paciente mientras estableces una relación sólida y saludable con él.